Guillermo C. Requena |
Hizo casamiento entre ciencia y milicia, cruzó varias veces el Estrecho de Magallanes y participó en la expedición dirigida por Malaspina, recorriendo las costas americanas y de Oceanía. Buscando la unión septentrional de los Océanos Pacífico y Atlántico, descubrió una isla en la costa de Canadá, llamada desde entonces Isla Galiano. Participó en numerosas batallas y finalmente murió, heroicamente, defendiendo los intereses de España. Su cuerpo no reposa en el Panteón de Marinos Ilustres... reposa en el fondo del mar.
Dionisio Alcalá-Galiano
Alcalá-Galiano
Brigadier de la
Real Armada Española, Explorador, Cartógrafo y Científico, Caballero de la Orden Militar de
Alcántara, célebre por su heroica actuación y muerte en la batalla de Trafalgar
al mando del navío de línea Bahama.
Padres
Antonio Alcalá-Galiano
Pareja-Spínola
(* Doña Mencía 1738)
Don
Antonio Francisco Alcalá-Galiano Pareja y Serna era militar y llegó a alcanzar
el rango de Mariscal de Campo, y había sido Coronel del Regimiento Provincial
de Écija. Habíase distinguido luchando en la guerra del Roselló, y era
Caballero de la Orden de Alcántara y Comendador de dicha Orden en Hornos.
Regidor y Alguacil Mayor de la ciudad de Cabra, vivía en la calle de San
Martín, junto al convento de las monjas dominicas.
Antonia Alcalá-Galiano Pinedo y Arias
(*Cabra 1737)
Casados en primeras nupcias en Cabra en 1750, el día 5
de marzo, eran primos hermanos, él tenía 14 años y ella 13 años de edad.
Tuvieron al menos seis hijos (José María, Vicente, Dionisio, Antonio, Antonia,
y María Rosario).
Abuelos línea paterna
José Francisco
Alcalá-Galiano Valera
(*Doña Mencía 1671), Alcalde de Doña Mencía y
Gobernador de los Estados del duque de Sesa y Baena, hijo de Juan Raimundo
Alcalá-Galiano Barrionuevo y de María Valera Roldán.
Casó el día 15 de mayo de 1730 en Medina Sidonia con
doña María
Teresa de Pareja-Espínola y Serna, (*Medina Sidonia 1710), hija de don Luis de Pareja y
Espínola, Caballero de Santiago y de doña Juana de la Serna y Pareja.
Fueron sus bisabuelos paternos paternos
Juan Raimundo
Alcalá-Galiano Serrano, (*Doña Mencía), Familiar del Santo Oficio, hijo de
Juan Alcalá-Galiano y de María de Vilches. Casado en 1670 con María
Valera Roldán (*Doña Mencía 1649), hija de Juan Valera Roldán y de Marina Rubio.
Fueron sus bisabuelos paternos maternos
Luis de Pareja y Espínola (*Medina
Sidonia), Caballero de Santiago, hijo de Pedro de Pareja y de Juana Jiménez
Carrión. Casado en Medina Sidonia en 1705
con Juana
de la Serna y Pareja (*Medina Sidonia), hija de José de la Serna, Caballero
de la Orden de Calatrava, y de su esposa María de Pareja.
Abuelos línea materna
Pedro Leonardo de
Alcalá-Galiano y Ortíz (*Doña Mencía 1686), Hijodalgo, Administrador de las
rentas del duque de Sesa en Cabra, casado en Cabra en 1733 con... Antonia
Pinedo Antolinez y Arias Calderón. (*Cabra 1700)
Fueron sus bisabuelos maternos paternos
Francisco Alcalá-Galiano (*Doña Mencía),
hijo de Francisco López Galiano y Jerónima María de Priego. Casado en Doña Mencía en 1674 con Ana
Ortiz Galiano (*Doña Mencía), hija de Salvador Laurencio Ortíz y de Antonia Francisca
Galiano.
Fueron sus bisabuelos maternos maternos
Luis Pinedo Antolínez
Ayala (*Cabra), hijo de Agustín Pinedo Antolínez y Antonia de Ayala
Valdivieso, casado en Cabra en 1695 con
Agustina Arias Calderon Belmonte (*Málaga), hija de Francisco Arias Calderón y de
Manuela de Porras Ocaña.
Esposa / Hijos / Nietos
Dionisio Alcalá Galiano casó en Medina Sidonia con
doña María Consolación
Fernández de Villavicencio y Serna, su prima, el día 22 de enero de 1788, trasladando su
residencia habitual a Cádiz, donde nacerían sus dos hijos, Antonio y Manuela.
María de Consolación
Villavicencio, viuda de Dionisio Alcalá Galiano, muerto en el combate de
Trafalgar, solicita que en atención a la penosa situación en que se halla, se
le dé preferencia en el concurso de acreedores que hay contra los comerciantes
de La Habana José Cristóbal Peñalver y José Manuel de Torrontegui, en quienes
había depositado su marido la suma que reclama (1815). Archivo General de
Indias, Signatura: ULTRAMAR, 154, N.82.
Antonio Alcalá-Galiano y Fernández de Villavicencio
(Cádiz 1789-Madrid 1865), Político, orador y escritor, masón, Ministro
de Marina y de Fomento, Académico de la Española.
Casado, en 1808, en 1as nupcias siendo menor de edad y en secreto, con María
Dolores Aguilar, tuvo dos hijos, Fernando y Dionisio, muerto niño el
primero, desaparecido el segundo tras huir al ser perseguido por falsificación
de la firma del ministro de Hacienda (43 reales órdenes), condenado en rebeldía
a 10 años de presidio.
Casado en 2as. nupcias para los dos con María Manuela Miranda, tuvieron
un hijo, Antonio Alcala-Galiano Miranda, a quién su
primo, el escritor Juan Valera Alcalá-Galiano, escribió, años más tarde, unas
magníficas cartas literarias.
Retrato de Antonio Alcalá Galiano. Grafito y tinta sobre papel. Obra del pintor jienense David Padilla. |
...fue el que en la célebre sesión de Cortes
presentó la proposición de declarar incapacitado y semi-demente al Rey Don
Fernando VII; acto que exasperó a los realistas y adelantó la intervención
francesa, por lo que tuvo que emigrar a Inglaterra, después de haber sido
condenado a muerte y a la confiscación de todos sus bienes. Doce años estuvo
fuera de su patria, a la que volvió el 18 de Junio de 1834, merced a la
amnistía concedida por el Gabinete Martínez de la Rosa.
Manuela Alcalá-Galiano y Fernández de Villavicencio
Casada con
Mariano Lassaleta.
María Lassaleta Alcalá-Galiano, casada en París, en 1835, con el pianista francés Félix Le Couppey.
CARRERA
MILITAR
Sus primeros estudios
fueron en la Escuelas Pías, luego ingresó en el Colegio de la Purísima
Concepción, ambos colegios de Cabra.
1775
Con 14 años, el 29 de
agosto, ingresa en el Colegio de guardiamarinas de Cádiz, por aquellas fechas ingresa también un joven que viene de Palermo... su compañero Federico Gravina.
1776
Embarca en la fragata
Júpiter
Toma parte en la expedición
del marqués de Casa Tilly contra los portugueses, tomando la isla de Santa Catalina
en la costa brasileña; más tarde en Montevideo, a las órdenes del comandante
del Rio de la Plata D. Gabriel de Guerra toman la colonia de Sacramento.
1778
Embarcado en el paquebote
San Cristóbal viene actuando en aguas de las Islas Malvinas. Es ascendido a
Alférez de Fragata. Nuevamente en Montevideo apresan una fragata mercante
inglesa en guerra contra España.
Regresa a Cádiz a bordo
de la fragata Santa Bárbara.
1784-1788
1784
En el mes de noviembre, ascendido a Teniente de Fragata, embarcado en la
fragata Luisa.
Expedición al Estrecho de Magallanes
La Fragata Santa María de la Cabeza II
La Fragata Santa María de la Cabeza II
1785-1786
Forma parte de la expedición que por orden de Carlos III fue organizada
por D. Vicente Tofiño, que envió la fragata Santa María de la Cabeza II (porte de
36 cañones), que partió el 27 de septiembre al mando del capitán de Navío D.
Antonio Lasso de la Vega y Córdoba, al estrecho de Magallanes, para decidir si
realmente convenía la travesía de dicho estrecho a pesar de las corrientes y
vientos huracanados, o por el contrario, era mejor doblar el Cabo de Hornos... desafiando el mar abierto.
1787
En el mes de mayo, ascendido a Teniente de Navío.
1788
Terminados los trabajos es destinado al Departamento de Cádiz. Toma parte en la Expedición a las Islas Terceras (Azores) realizada por
el brigadier Vicente Tofiño, entre el 13 de mayo y el 23 de agosto, con la
fragata Perpetua, el bergantín Vico y la balandra Natalia, con la misión de
levantar las cartas marítimas de aquellas islas.
Expedición Malaspina
(1789-1794)
En el mes de julio de
1789 nace su primer hijo, Antonio; a finales de ese mismo mes, el día 30,
parten de Cádiz las corbetas Descubierta y Atrevida, al mando respectivamente
de los capitanes de navío Malaspina y Bustamante; en la corbeta Descubierta, formando parte de
la expedición, iba embarcado Cayetano
Valdés, y en la Atrevida, Dionisio Alcalá Galiano.
Llegan a Montevideo,
recorren las costas del Virreinato de La Plata, incluidas Islas Malvinas, luego
la Patagonia que pertenecía al Virreinato de Chile.
En el mes de enero de
1790 atraviesan el estrecho de Magallanes, fondean en Ancud y Valparaíso;
después de pasar por Arica, Callao, Guayaquil y Panamá, se dirigen a Acapulco y
apostadero de San Blas en la Nueva España.
En el mes de marzo de
1791 ascendidos a Capitanes de Fragata, los tenientes de navío... D. Dionisio Alcalá Galeano, D. Cosme
Churruca, D. Cayetano Valdés.
Las corbetas, en busca de
un paso que uniera el Pacífico con el Atlántico alcanzan los 60º grados de
latitud Norte, exploran Alaska, vuelven a Monterrey.
En marzo del año 1792, al
mando de la Sutil y Mexicana, goletas gemelas botadas en el Apostadero de San
Blas en 1791, realizan una exploración al Pacífico Norte; mientras Malaspina, con las corbetas, había
continuado viaje a Filipinas.
Tras doblar el cabo de Hornos en compañía de
Malaspina, recalaron juntos en Acapulco, donde recibieron la orden de efectuar
una detallada exploración para comprobar o desechar la idea de la existencia
del Paso del Noroeste, unión entre los océanos Atlántico y Pacífico, como había
asegurado el navegante español Lorenzo Ferrer de Maldonado y también Juan de
Fuca. A tal efecto, se propuso al virrey que los capitanes de fragata Dionisio
Alcalá Galiano y Cayetano Valdés dejasen la expedición de Malaspina, tomasen el
mando de las goletas Sutil y Mejicana y llevasen a cabo un prolijo
reconocimiento del estrecho de Juan de Fuca. Ambos barcos eran de muy poco
calado, a propósito por ello para navegar por canales de poco fondo. La Sutil,
aparejada de bergantín, y la Mejicana, de goleta, ambas bien pertrechadas de
instrumentos astronómicos, antiescorbúticos y de objetos de rescate para
regalar y cambiar con los indios. Como segundos iban los tenientes de navío
Vernaci y Salamanca; Galiano, como oficial más antiguo, mandaba la expedición.
Visitaron primero el puerto de Nutka, donde
había un puesto y varios buques españoles. Por observaciones astronómicas
obtuvieron la longitud de Nutka, para referir a ella todas las demás por medio
de los cronómetros, y procedieron a efectuar los reconocimientos ordenados
luchando con las rápidas corrientes y los fuertes vientos encajonados entre
altas montañas.
Óleo anónimo de D. José Espinosa Tello marino y astrónomo que formó parte de la expedición. |
Antes de retornar a Nueva España, trabó
conocimiento y cortés amistad con el célebre explorador George Vancouver. Con
él los españoles cambiaron información sobre los descubrimientos realizados por
los de una y otra nación, y una vez reconocidas todas las calas, con los buques
o con los botes, y no hallada salida alguna, se dieron por terminadas estas
exploraciones, demostrándose el carácter apócrifo del viaje que confirmaba al estrecho de Fuca como canal de unión
entre los dos océanos.
Las corbetas de Malaspina-Bustamante se separan y mientras la Descubierta fue a la Isla de Luzón, la Atrevida anduvo por Macao y Cantón, juntándose en el mes de mayo de 1792 en la bahía de Manila.
Durante el verano de 1793
navegaron por Nueva Guinea, Islas Salomón, Nuevas Hébridas, llegan a fin de año
a las costas de Nueva Zelanda.
Regresan las corbetas a
costas americanas; en el mes de enero de 1794 Dionisio Alcalá-Galiano es ascendido
a Capitán de Navío; regresan a España, el 21 de septiembre de 1794, las
corbetas “Descubierta” y “Atrevida” fondearon en la bahía de Cádiz, después de
haber navegado por más de cinco años y haber atracado en treinta y cinco
puertos (algunos visitados en más de una ocasión). Finaliza la expedición
Malaspina-Bustamante.
La vida… continúa.
1795
Como consecuencia de su viaje, publica la obra
titulada “Memoria sobre el cálculo de la latitud del lugar por dos alturas del
sol”. Madrid, Ibarra, 1795.
Por otro lado, ingresa en la Orden Militar de
Alcántara.
Por otro lado, se firma la paz de Basilea, cuando se
van a iniciar los trabajos para levantar el nuevo mapa topográfico e España; se
desata la “ira” de Godoy contra Malaspina, que es encarcelado y más tarde
desterrado. Alcalá-Galiano amigo de
Malaspina en destinado, como mal menor, al mando del navío Vencedor (nombre de
advocación San Julián, serie Apostolado, porte de 74 cañones).
1796
Al mando de su navío toma parte en la batalla del Cabo
San Vicente.
Publica una nueva obra titulada “Memoria sobre las
observaciones de latitud en el mar”. Madrid, 1796
1798
Sale de Cádiz el día 7 de febrero, al mando del navío San Fulgencio (botado en Cartagena en 1787, de porte de 74 cañones), formando parte de la formidable Armada del
Océano de 30 buques, al mando de D. Joseph de Mazarredo, formada por 22
Navíos (porte de 112 -74 cañones), 4 fragatas (porte de 36-40 cañones), 3
bergantines (porte de 14-16 cañones), y una fragata francesa (porte de 40
cañones).
Curiosidad: Esta flota tardó en salir de puerto 3 horas y
34 minutos.
En diciembre, fuerza el
bloqueo de Cádiz, y consigue zarpar para Cartagena de Indias, Veracruz y La
Habana, al mando de una División de 2 navíos y 3 fragatas, aunque solo era
capitán de navío, en busca de caudales para la necesitada Hacienda Española.
1799
A su regreso, con los
caudales, desembarca en el puerto de Santoña.
El Correo mercantil de España y sus Indias. 23/5/1799 SANTOÑA.- En la tare del 15 del
corriente, han fondeado al abrigo del monte próximo a este puerto, los navíos
de guerra San Fulgencio y San Ildefonso; y las fragatas Esmeralda, Clara y
Medea, al mando del capitán de navío D. Dionisio Alcalá-Galiano, procedente de
Veracruz, de donde salieron el 28 de Marzo próximo pasado, conduciendo cinco
millones de pesos en dinero y siete millones en efectos de comercio.
Recibe la orden de zarpar de Ferrol al mando del navío San Pedro de Alcántara, acompañado por el navío San Ildefonso, mandado por el capitán de navío D. Joseph de Uriarte; llega a La Habana vía Veracruz, son bloqueados por una escuadra británica al mando del Almirante Blingh debiendo permanecer allí, hasta que se firma la Paz de Amiens el 27 de marzo de 1802.
1802
Regresa a Cádiz, con caudales, al mando del navío San
Pedro de Alcántara.
El Correo mercantil de España y sus Indias. 6/5/1802
Por noticia
extraordinaria se sabe que el día 28 entró en Cádiz el navío de S.M. San Pedro
de Alcántara, al mando del capitán D. Dionisio Alcalá Galiano, el que conduce
5.972.518 de pesos fuertes, y además grana, añil, cacao, soconusco, bamillas,
planchas de cobre, y palo campeche.
Una vez desembarcado en Cádiz, en mayo le es conferido el mando del navío Bahama (botado en La Habana en 1784, de porte de 74 cañones); en julio zarpa con al escuadra del marqués de Socorro rumbo a Nápoles, para traer a España a la Princesa de Asturias; intercambia su puesto con D. Antonio Quesada, comandante de la fragata Soledad, a pesar de su empleo de brigadier, por adaptarse mejor este buque a la misión que le ha sido encomendada por el Mediterráneo Oriental.
Navío Bahama |
En diciembre, con motivo
de la boda de los Príncipes, son otorgadas muchas mercedes, entre otros, son
ascendidos a Brigadieres Alcalá-Galiano, Churruca, Valdés.
Alcalá-Galiano manda un
escrito a Godoy manifestando su disgusto ya que el ascenso lo merecía por sus
méritos y no por tan magno acontecimiento.
La pluma del marino no paraba… una nueva obra suya ve la luz, publica una nueva titulada - Relación del viage hecho por las goletas Sutil y Mexicana en el año 1792 para reconocer el estrecho de Fuca: con... (1802) - Alcalá Galiano, Dionisio.
1803
A bordo de la fragata Soledad (botada en Cartagena en 1788, tripulación 300 hombres, de porte de 34 cañones) navega por aguas de Grecia y Turquía, por haber recibido órdenes de levantar las cartas marinas del Mediterráneo Oriental.
1804
De nuevo en España, por desavenencias con el ministro de Marina Grandallana y con Manuel Godoy... es desterrado a Cádiz; estando allí se desata la epidemia y tiene que ir a vivir a Sevilla, a casa de su hermana María Rosario que era marquesa consorte de Medina.
Por aquel tiempo, los ingleses atacan a unas fragatas de la Real Armada Española que venían de América, hunden una de ellas, la llamada Nuestra Señora de las Mercedes con todo su cargamento de caudales... y se declara la guerra a los ingleses.
1805
Tras estos acontecimientos, en el mes de enero vuelve a Cádiz, donde recibió el mando de algún que otro buque, pero finalmente volvió a mandar el viejo Bahama.
1803
A bordo de la fragata Soledad (botada en Cartagena en 1788, tripulación 300 hombres, de porte de 34 cañones) navega por aguas de Grecia y Turquía, por haber recibido órdenes de levantar las cartas marinas del Mediterráneo Oriental.
1804
De nuevo en España, por desavenencias con el ministro de Marina Grandallana y con Manuel Godoy... es desterrado a Cádiz; estando allí se desata la epidemia y tiene que ir a vivir a Sevilla, a casa de su hermana María Rosario que era marquesa consorte de Medina.
Casa-Palacio en Sevilla de los Marqueses de Medina. |
Por aquel tiempo, los ingleses atacan a unas fragatas de la Real Armada Española que venían de América, hunden una de ellas, la llamada Nuestra Señora de las Mercedes con todo su cargamento de caudales... y se declara la guerra a los ingleses.
1805
Tras estos acontecimientos, en el mes de enero vuelve a Cádiz, donde recibió el mando de algún que otro buque, pero finalmente volvió a mandar el viejo Bahama.
Batalla de Trafalgar
El 8 de
octubre de 1805 tuvo lugar una reunión al más alto nivel a bordo del
Bucentaure, fondeado en el puerto de Cádiz, entre los mandos franceses y
españoles de las respectivas marinas de guerra. Por parte francesa, además del
comandante en jefe Pierre Villeneuve, acudieron los almirantes Dumanoir y el
contraalmirante Magon, más los capitanes de navío Cosmao, Maistral, Villiegris
y Prigny. Por parte española estuvieron presentes el jefe de la flota Federico
Gravina, el teniente general Álava, general Churruca, el brigadier Alcalá
Galiano y los jefes de escuadra Escaño y Cisneros.
CABO TRAFALGAR Un relato naval / Arturo Pérez-Reverte
La reunión tuvo lugar días atrás, en la
cámara del Bucentaure, con asistencia de los oficiales generales y los capitanes
de navío más antiguos. Según Escaño, desde que Villeneuve abrió la boca estaba
claro que buscaba un pretexto para quedarse en Cádiz a resguardo de los ingleses.
El punto era que, bajo el camelo de consultar, pretendía endilgarles el asunto
de no salir a sus oficiales y sobre todo a los españoles, más conscientes que nadie
de la debilidad de sus tripulaciones y el mal estado de muchos navíos. Saltaba a
la vista que la intención del gabacho era decir en su informe a París que se
plegaba al consejo español de quedarse en casita. Estos españoles ya se sabe,
Sire, etcétera. Todo el día oliendo a ajo, con sus barcos sin tripulantes y sus
oficiales rezando el rosario. Qué le voy a contar, majestad imperial, lo que
sufro teniéndolos bajo mi mando. Snif.
De cualquier modo, salir en busca de los
ingleses era poco aconsejable, según se planteó de común acuerdo al final del
consejo: se avecinaba mal tiempo y era mejor seguir allí, de momento, obligando
a los ingleses a un largo bloqueo que desgastaría sus fuerzas pese a tener
cerca la importante base de Gibraltar. Al cabo ése fue el informe enviado por
Villeneuve a París.
Pero en el consejo las cosas no transcurrieron
tan plácidamente como el informe hacía creer. Los franceses (pese a que ellos
mismos tenían graves deficiencias en sus barcos y tripulaciones, diezmadas por
la reciente revolución y por el desastre de Abukir) empezaron la charla muy sobrados,
o-la-lá, confundiendo la prudencia realista de los españoles con pura y simple
caguetilla.
Gravina, el almirante español, estuvo
callado al principio, dejando al mayor general Escaño poner las cosas en su
sitio: barcos escasos de tripulación, dijo, insuficiente armamento, el Santa
Ana, el San Justo y el Rayo (el abuelo de la Escuadra, construido en La Habana,
con cincuenta y seis tacos de servicio en las cuadernas) recién salidos del
arsenal y faltos de todo, la marinería inexperta en la maniobra y el manejo de
los cañones, y algunas dotaciones que hace ocho años que no navegan. Hasta
ustedes, les dijo a los gabachos, han tenido que completar tripulaciones con
soldados de infantería que apenas tienen ropa, están enfermos y no han pisado
un barco en su vida. Mientras que los ingleses, fogueadísimos, llevan ininterrumpidamente
en el mar desde el año 93, que se dice pronto. Además el barómetro baja, añadió
Escaño, y se avecina mal tiempo.
En ese punto, el almirante franchute
Magon (un chulo de aquí te espero) dijo:
-Aquí lo que baja es el valor.
Y puso cara de fumarse un puro. Entonces
Dionisio Alcalá Galiano, comandante del Bahama, hombre por lo general finísimo
y mesurado (con una biografía impresionante: cartógrafo, científico, explorador
y excelente marino), dio un puñetazo en la mesa y lo invitó a salir afuera para
repetir eso mismo con una espada en la mano, a ver si lo que bajaba era el
valor de los españoles o el nivel de ingresos en el barrio chino de Marsella de
la madre del señor almirante Magon.
-¿Ha usted comprí o no ha usted comprí?
-¡Nomdedieu!... ¿Quesquildit
cetespagnol?
-Digo que a su señora madre se la tiran
pagando.
-¡Mais
vuayons!... ¡C’est inaudit ni jamáis escrit!
-Perdona, chaval, pero no hablo catalán.
¿Du yu spikin spanish?
Al fin se puso paz a duras penas, pero
luego fue Villeneuve quien volvió a la carga, el cielo abierto, diciendo que
bueno, que si los españoles no querían salir, no se salía. Pas de probleme, mes
amis. O sea. Dacord.
Y ahí fue el educadísimo y diplomatiquísimo
almirante Gravina, que también empezaba a mosquearse, quien se vio obligado a
precisar que los españoles estaban dispuestos a salir si se les mandaba que
salieran. ¿Comprí, mesanfants? Ñus sortons silfo y si no fó también sortons (como
era tan finolis, Gravina sí que hablaba un francés de puta madre).
Y recordó al señor almirante Villeneuve
que, en vez de marear tanto la perdiz (mareer la perdrix), más le valía tener
en cuenta que siempre que se operó con escuadras combinadas (combines), los navíos
españoles fueron los primeros en entrar en fuego y bailar con la más fea
(danser avec la plus espantóse); como en Finisterre, y no es por señalar (pur
signaler), donde los navíos franceses de ustedes, tan intrépidos, desampararon
al Firme y al San Rafael y se quedaron rascándose los huevos (se touchant les
oeufs) mientras, después de batirse los nuestros como leones (su propio emperador
lo dijo), se los llevaban apresados los ingleses por el morro. ¿Nespá?...
Dicho lo cual, como los franchutes aún
se miraran unos a otros con ojitos de guasa, como diciendo a nosotros nos la
van a dar con fromage estos pringadillos, Gravina se olvidó de la diplomacia,
de las recomendaciones de Godoy y de sus bailes con la reina, se puso en pie y
dijo: pues vale, colegas. Hasta aquí hemos llegado. Jusqua icí exacteman
ojurduí. Para cojones los míos. -A la mar ahora mismo, todos. Y maricón el último.
Y los otros españoles se levantaron con él, diciendo eso, qué hostias, a la mar
todo cristo y que salga el sol por Antequera. Cagüentodo ya…
21 de octubre de 1805
“...Todavía me dan ganas de llorar cuando me acuerdo de
don Dionisio Alcalá Galiano, el más valiente brigadier de la armada. Eso sí:
tenía el genio fuerte y no consentía la más pequeña falta; pero su mucho rigor
nos obligaba a quererle más, porque el capitán que se hace temer por severo, si
a la severidad acompaña la justicia, infunde respeto, y, por último, se
conquista el cariño de la gente…“...
Le contaré a usted lo que pasó en el “Bahama”. Desde que
empezó la batalla, don Dionisio Alcalá Galiano sabía que la íbamos a perder,
porque aquella maldita virada en redondo... Nosotros estábamos en la reserva y
nos quedamos a la cola. Nelson, que no era ningún rana, vio nuestra línea,
y dijo: “Pues si la corto por dos puntos distintos y les cojo entre dos fuegos,
no se me escapa ni tanto así del navío”. Así lo hizo el maldito, y como nuestra
línea era tan larga, la cabeza no podía ir en auxilio de la cola. Nos derrotó
por partes, atacándonos en dos fuertes columnas dispuestas a modo de cuña, que
es, según dicen, el modo de combatir que usaba el capitán moro Alejandro Magno,
y que hoy dicen usa también Napoleón. Lo cierto es que nos envolvió y nos fue
rematando barco a barco de tal modo que no podíamos ayudarnos unos a otros, y
cada navío se veía obligado a combatir con tres o cuatro.”
El navío Bahama acabó el combate completamente desmantelado, apresado y hundido. Su comandante, don Dionisio Alcalá Galiano, muerto. Tres oficiales muertos. Tripulación: 75 muertos y 67 heridos.
Mercurio de España / 30-11-1805
Relación de los Oficiales
del Cuerpo de la Armada muertos y heridos en el combate naval de 21 de octubre
de 1805, según las noticias que han podido adquirirse hasta el día 1º de
noviembre, ignorándose aún la suerte de otros muchos, así como la de los
Oficiales de los Cuerpos del Exército que guarnecían los buques de la escuadra.
Guillermo C. Requena
Fuentes:
Caballeros de la Orden de Alcántara que efectuaron sus
pruebas de ingreso durante el siglo XVIII, Volumen 1 / Escrito por Vicente de Cadenas y Vicent.
Revista Hidalguía 1991.
Memorias de D. Antonio Alcalá Galiano / publicadas por su hijo. Madrid: (s.n.), 1886 (Imprenta de Enrique Rubiños).
Memorias de D. Antonio Alcalá Galiano / publicadas por su hijo. Madrid: (s.n.), 1886 (Imprenta de Enrique Rubiños).
EPISODIOS NACIONALES / Benito Pérez Galdos. 1925.
CABO TRAFALGAR Un relato naval Arturo Pérez-Reverte ALFAGUARA
CABO TRAFALGAR Un relato naval Arturo Pérez-Reverte ALFAGUARA
BNE- Hemeroteca Digital.
BVD- Biblioteca Virtual Defensa.
BOE- Gazeta Colección Histórica.
PARES-Ministerio de Educación
Otros…
No hay comentarios:
Publicar un comentario