martes, 16 de abril de 2019

LOS CAPITANES GENERALES DE VENEZUELA (NOVENO) DOMINGO MONTEVERDE RIVAS



Monteverde desafió la autoridad española y se autoproclamó Capitán General de Venezuela, frente a la voluntad de la Regencia Española...

IX CAPITÁN GENERAL DE VENEZUELA

JUAN DOMINGO MONTEVERDE RIVAS
La Laguna 2.4.1773 – San Fernando 15.9.1832





Jefe de Escuadra de la Armada, Coronel General de la Real Brigada de Marina, Comandante Principal de los Tercios del Levante, Capitán General de Venezuela y Presidente de su Real Audiencia, Capitán General de Puerto Rico, grandes Cruces de Carlos III, de Isabel la Católica, y de San Fernando.


Genealogía

Hijo de Antonio Estanislao Monteverde y Lugo-Viña (*La Orotava 1735), terrateniente, y de su segunda esposa Francisca Remedios Rivas y Home (*La Laguna 1748), que contrajeron matrimonio en 1766 y tuvieron 10 hijos.

Nieto paterno de Manuel Joaquín de Monteverde y Lordelo (*La Orotava 1701) y de su esposa Beatriz Catalina Magdalena de Lugo-Viña y Franchi-Alfaro (*1704).

Nieto materno de Valentín Rivas y Betancourt-Castro, capitán, y de su esposa Cecilia Home Franchi-Betancourt


Matrimonio

Casado con de Catalina Paula del Carmen de Betancourt y Molina, que era hija del teniente coronel Agustín de Betancourt y Castro y de la aristócrata Leonor de Molina y Briones-Monteverde, una familia de la nobleza tinerfeña. Tuvieron al menos un hijo, Agustín de Monteverde Betancourt que trabajó en Rusia con su tío materno y llegó a ser general del ejército ruso.

Su cuñado, Agustín de Betancourt y Molina el “Da Vinci” canario, que fue el padre de la ingeniería civil, fundador y primer director de la Escuela de Ingenieros de Caminos y Canales de España y fundador del Real Gabinete de Máquinas de Madrid, trabajó para el Zar de Rusia durante 16 años.


Cronología

Cadete en el Regimiento de Milicias Provinciales de la Orotava (1785); ingresó en la compañía de guardiamarinas de Cartagena (1789) y posteriormente se trasladó y sentó plaza en la compañia de Cádiz (1790), allí estudia a las órdenes del capitán de navío don Domingo de Nava; ascendió a alférez de fragata (1793), embarcado en la escuadra de Juan de Lángara que, junto con el almirante Samuel Hood, se apoderó de Tolón.

S.M. ha ascendido a Alféreces de Fragata de su Real Armada a los Guardias Marinas D. Pedro de la Sota y Rio, D. Gerónimo Caballero y Ovando, D. Luis de Vera y Lafita, Don Domingo Monteverde y Rivas, D. Fernando Govantes y Valdivia, … [Mercurio de España -Febrero 1793]

Asistió a la defensa del fuerte de Malga y la plaza de Rosas a las órdenes de Gravina, hasta la firma de la Paz de Basilea.

En consequencia de la promoción de Tenientes Generales, Xefes de Esquadra y Brigadieres que el Rey se sirvió hacer con fecha de 5 de Septiembre próximo pasado en su Real Armada; y queriendo S. M. premiar igualmente la antigüedad y el mérito que han contraído otros Oficiales de las demás clases de ella durante la última guerra, se ha dignado promover a sus inmediatas a los que expresa la siguiente relación: A Alféreces de Navío los de fragata... D. Gerómino Caballero, D. Luis de Vera y Lafita, D. Domingo Monteverde, Don Joseph de la Muela, D. Pedro Moriano y Gallego … [Mercurio de España-Septiembre 1796].

Promovido al empleo de alférez de navío (1796), a bordo de la fragata Paz participa en la Batalla del Cabo de San Vicente, en el que la escuadra española del general José de Córdova es derrotada por la escuadra británica del almirante John Jervis (14 de febrero de 1797). A finales de ese mismo año y durante 1798 pasó al apostadero de Algeciras, donde se le confirió el mando alternativo de varias cañoneras durante el ataque a Gibraltar, actuando como escolta de algunos de los convoyes que transitaban por la zona. En 1799 sirvió en la escuadra de José de Mazarredo Salazar, y en 1800 participó en la defensa de El Ferrol contra la expedición inglesa. En julio de 1801 se le ordena embarcar en la fragata Sabina que zarpa con rumbo a Cartagena de Indias, donde se le confiere el mando del bergantín Cartagenero (antiguo bergantín Drake capturado a los británicos) de aquel apostadero; promovido al empleo de teniente de fragata (1802), embarcado en el navío San Leandro regresa a la Península, fondeando en Cádiz (1804), donde se le confirió el mando de una cañonera. Participó en la Batalla de Trafalgar (1805) a bordo del navío San Ildefonso, siendo herido y hecho prisionero; luego de ser canjeado, fue destinado una vez más al departamento de Cádiz, donde se le nombró ayudante en la compañía de guardiamarinas y fue ascendido al grado de teniente de navío, por R.O. de 9 de noviembre de 1905, en la que el Rey concede una promoción general a los combatientes en la batalla; recibe licencia para Canarias para reponerse de las heridas (1806); regresa al Departamento de Cádiz (1807); durante la invasión napoleónica en la península estaba en Cádiz, en el arsenal de La Carraca, y formó parte en el combate y rendición de la escuadra del almirante François Étienne de Rosily-Mesros (1808); enviado a Sevilla, allí fue nombrado capitán de cazadores del 2º batallón del 1er. regimiento de infantería de marina, toma parte en las batallas de Ciudad Real y Talavera, y por sus actuaciones se le asciende a capitán de fragata (1809) y se le condecora con la cruz de aquella batalla; posteriormente interviene en otras acciones de guerra y en la de Ocaña resulta herido, pero siguió batiéndose en retirada con su batallón hasta Cádiz; embarca en el navío San Lorenzo que zarpa rumbo al puerto de La Habana (1810); en San Juan de Puerto Rico se le confirió el mando de una fuerza de 150 hombres (1811); destinado a Venezuela (1812), donde había comenzado la lucha por la independencia, para combatir la insurrección; desde la provincia de Coro se dirige hacia el centro encontrando buena acogida en gran parte de la población; consigue apoderarse de Carosa, y favorecido por un terremoto y otras circunstancias, tomó Barquisimeto; continúa sus conquistas y triunfa en San Carlos y conquista Valencia, de la que salió huyendo el gobierno republicano; los venezolanos prepararon la contraofensiva al mando de Francisco Miranda, con el que se enfrentó y al que obligó a firmar la capitulación de San Mateo el 25 de julio, es ascendido a capitán de navío (1812).

CARACAS. OFICIO DEL GENERAL MONTEVERDE AL CAPITÁN GENERAL DE VENEZUELA. Al concluir el día de ayer los tratados de paz con los comisionados del gefe de las armas Caraqueñas para someter sin efusión de sangre ni otros estragos de la guerra, a nuestro legitimo soberano el territorio que faltaba por conquistar en esta provincia; se ha incluido el artículo de que sea yo exclusivamente el que pase a ocupar dicho territorio, y a poner en cumplimiento todos los particulares, bajo que se ha pactado el presente convenio de pacificación.—Este acuerdo esencial, entre los demás a que me he visto en la necesidad de condescender para evadir todo obstáculo, e inconveniente que se oponga a la reconquista de estas provincias, y a restablecer los derechos de nuestro soberano,seria por si solo bastante para obligarme á insinuar á V. S. no ser conveniente al servicio del rey, ni a la causa pública en las presentes circunstancias, que entre a exercer las funciones de gobernador y capitán general en virtud del nombramiento que tiene hace mucho tiempo, sin que sobrevenga nueva orden o disposición de S. M.; pero bien a mi pesar observo que a este fundamento se agrega el poderoso de la opinión de los pueblos interiores que por sus oficios y documentos, recibidos en el propio día de ayer, me hacen ver les asiste la misma intención de no admitir por ahora a V. S. en los empleos de gobernador y capitán general de Venezuela hasta otra soberana determinación. En situación semejante veo un inminente peligro de que resulte un trastorno de que sean ilusorias todas mis fatigas con el exército que me está encargado: que se dificulte a lo menos la reducción de las provincias de Cumaná, Barcelona, y Margarita, y finalmente que este territorio vuelva a mover la anarquía, y a prepararse su total desolación. Movido, pues, de estos temores, y sin conducirme por otros fines que los de la grave importancia de restablecer estos dominios a nuestro legítimo monarca, y asegurar la paz y tranquilidad a la menor costa del estado; me veo en la dura necesidad de insinuar a V. S. se sirva no adelantar ningún paso en el uso de los empleos de gobernador y capitán general, en el concepto de que si V, S. estimare hacer qualquiera gestión en contrario, no puede esperar buen resultado, y sí cargar con la responsabilidad de tan graves consequencias. Tengo, por muy conveniente que en el interín determina S. M. lo que sea de su real agrado, se separe V. S. de esta, provincia al parage que le parezca mas a propósito para esperar las resultas del parte de estas ocurrencias que dirijo a nuestro soberano.
Si V. S. ha traído consigo a los señores ministros que pertenecen a la real Audiencia de esta provincia según que de ello se me ha dado alguna noticia; puede V. S. significar a dichos señores que pasen, desde que lo tengan a bien, a establecer el tribunal en la ciudad de Valencia, ínterin tomo posesión de la de Caracas, o se resuelve qual ha de ser la capital, mediante la total ruina que ha padecido ésta. Es tan interesante la actuación de los expresados, señores ministros en todos los asuntos civiles, como que considero estarán sufriendo las causas y negocios que deben ser de su conocimiento, un atraso de mucha consideración con perjuicio de la vindicta publica, y de los particulares litigantes, que han carecido de este recurso desde que entré en posesión de estos pueblos, caminando siempre con el dolor de no tener siquiera un letrado con quien consultarme, redimiéndose así mis disposiciones a prontas, y extraordinarias providencias.—Dios guarde a V. S. muchos años. Quartel general de San Mateo 27 de Julio de 1812. — Domingo de Monteverde. — Señor capitán general Venezuela. [El Español (Londres). 30/10/1812, n.º 30 ]


RESPUESTA DEL CAPITÁN GENERAL.
He leído con tanta sorpresa como sentimiento el oficio de V. de 27 del corriente., No porque la ambición del mando, u otras pasiones que suelen mover el corazón humano tengan parte en mi disgusto; sino porque considero que ningún paso podía darse mas ofensivo contra el supremo gobierno de la nación, ni mas fecundo, en pésimas y funestas consequencias, que el de desconocer en el acto mismo de la pacificación de unas provincias levantadas, la legitima autoridad o lo que es lo mismo, permitir un acto que es el que ha obligado al gobierno a valerse de la fuerza para someter estas provincias. Hago a V. la justicia de creer que sus sentimientos son demasiado nobles y pundonorosos para haberse decidido a tomar el partido violento que indica en su oficio con deliberada intención de ofender al soberano gobierno nacional; porque para un militar de honor no hay procedimiento que le degrade mas a sus propios ojos, a los de sus conciudadanos, y a la posteridad que el desconocer la subordinación, y ofender aun en lo más leve la fidelidad al soberano. Pero como los errores en que incide el entendimiento los corrige la reflexión y el convencimiento; no puedo menos de poner a la consideración de V. sin ninguna mira personal, y solo con el objeto del mejor servicio del rey, que es el que debe dirigir todas nuestras operaciones; que desprenderse del mando un gefe nombrado por la autoridad suprema que todos reconocemos, por la intimación de otro, que aunque lleno de conocimientos, de valor y de patriotismo, y digno del reconocimiento nacional, no dexa de ser subalterno suyo; es barrenar las bases de todo gobierno, autorizar el escandaloso procedimiento de que el pueblo de un distrito particular, o lo que se llama pueblo se constituya superior al mismo gobierno, y por consiguiente se introduzca la anarquía, y es hacerse cómplice de un reato que no es compatible con los deberes de un gefe y con los sentimientos de un militar honrado...

... Dice V. que su resolución ha sido efecto de un artículo de la capitulación hecha por V. con el comandante de las tropas de Caracas; pero prescindiendo de las consideraciones y reflexiones que se agolpan en mi imaginación sobre el hecho de la capitulación ¿cómo es posible que un gefe victorioso que conquistaba los pueblos y destruía los exércitos con la celeridad de un rayo, haya podido desconocer que recibiendo la ley del vencido, en el momento que estaba en su mano reducirle a cenizas, oscurece toda su gloria entrando en capitulaciones que no esperaban? En fin ¿como se ha podido ocultar a la penetración, al juicio, y al talento, de V. que mi mando en estas provincias acaba de recibir una nueva sanción del gobierno puesto que al dar por concluida la comisión regia, se me nombran los consultores que deben auxiliarme con sus luces en las operarciones militares de estas provincias, se manda al comisionado regio mismo que me entregue sus instrucciones, y se circulan órdenes al virey de México, y a los capitanes generales de la Habana y Puerto Rico para que me auxilien con toda clase de socorros para llevar a cabo la pacificación de esta provincia? ¿Y con qué titulo, baxo que color podrá V. suplantarse en mi mando, y ser reconocido por aquellos gefes? El mando político que tengo en estas provincias, y en cuya virtud se me ha remitido la constitución política de la monarquia para que la publique; la convocatoria para las próximas Cortes ordinarias, y otras órdenes, cuyo cumplimiento se me encarga personalmente ¿baxo que pretexto podrán pasarse para su cumplimiento y execución a una persona que no tiene autoridad conocida, y que debe la que se quiere subrogar, a un artículo de una capitulación, es decir a una ley dictada por un enemigo del estado? No hablo a V. de otros infinitos puntos que cada uno resiste abiertamente la resolución de V. porque hago la justicia que debo a su mérito y creo que estas sencillas indicaciones bastarán para que no acibaremos los días de gloria y placer puro que tendrá la nación el día que sepa los nuevos laureles que acaba V. de ganar en el campo del honor. Mi carácter es, por fortuna mía, bastante pacífico para desear que estas desagradables ocurrencias terminen del modo que conviene al servicio del rey, a la tranquilidad de esta provincia, y al honor de entrambos, y a fin de que así pueda conseguirse sin estrépito, sin escándalo público, y sin dilaciones perjudiciales he comisionado al coronel Don Manuel del Fierro, para que entregándole este oficio, pueda enterar a V. de los sentimientos que me animan, y ser nuestro iris de paz. Dios guarde a V. muchos años. Puerto Cabello 29 de Julio de 1812.—Fernando Miyares.--Señor don Domingo Monteverde. [El Español (Londres). 30/10/1812, n.º 30]


Capitán General Provincia de Venezuela y Plaza de Caracas
3.9.1812 – 28.12.1813

Después de sus triunfos, es designado Capitán General de Caracas y Presidente de su Real Audiencia en sustitución de don Fernando Miyares que pasa a gobernar Maracaibo.

Cádiz, 28 de septiembre. Caracas se entregó por capitulación, donde han entrado las tropas leales, el Sr. Monteverde que las mandaba ha sido nombrado Capitán General de Caracas [Diario de Palma 13.10.1812].


ORDEN
Se manda manifestar a D. Domingo Monteverde que S. M, ha oído con aprecio sus operaciones militares y el valor de sus tropas en la pacificación de la provincia de Caracas.

Excmo. Sr.: Por los documentos que V. E. nos acompaña con papel de esta fecha, y devolvemos adjuntos, se han enterado las Cortes generales y extraordinarias de las operaciones de las armas nacionales en Venezuela; y en su vista se ha servido S. M. resolver que por medio de la Regencia del Reino se manifieste a D. Domingo Monteverde que las Cortes han visto con suma satisfacción y particular aprecio el feliz resultado de sus acertadas disposiciones, y los importantes y distinguidos servicios que así el mismo, como los Oficiales y tropas de su mando, han contraído en la pacificación de la provincia de Caracas. De orden de S. M. lo comunicamos a V. E., para que teniéndolo entendido la Regencia del Reino, disponga su cumplimiento. Dios guarde a V. E. muchos años, Cádiz 21 de Octubre de 1812. Juan Bernardo O'Gavan, Diputado Secretario. = Juan Quintano, Diputado Secretario. = Sr. Secretario del Despacho de Marina. [Colección de Decretos y Órdenes que han expedido las Cortes Generales y Extraordinarias desde 24.5.1812 hasta 24.2.1813. Tomo III]


Al conocerse la promulgación de la Constitución de 1812, Monteverde no respeta el acuerdo con Miranda, y apresa a los patriotas, implantando un régimen tirano, lo que extendió el movimiento de independencia en 1813. El gobierno le premia con la Gran Cruz de Carlos III, En el mes de agosto, sitiado en Puerto Cabello por Simón Bolívar, rechazó el ataque, y recibiendo refuerzos con la llegada de un regimiento procedente de Cádiz, volvió a tomar a defensiva, pero es derrotado por los revolucionarios en Bárbula y en las Trincheras, teniendo que refugiarse de nuevo en Puerto Cabello gravemente herido en la mandíbula y, finalmente, entregó el mando el 28 de diciembre de 1813, pasando a Puerto Rico a curar sus heridas, y desde allí regresó a la Península en septiembre de 1816, continuando su carrera.

El 22 de agosto 1817 es promovido a brigadier de la Real Armada, condecorado con la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Cruz Laureada de San Fernando, en su segunda clase, en reconocimiento a los servicios prestados a la Corona. Recuperando la salud durante seis años.

Por R.O. de 3 de diciembre de 1823 es nombrado Capitán General del Ejército e Isla de Puerto Rico, y Gobernador Político y Militar de su Plaza y Distrito, siendo el deseo del Rey, a solicitud del interesado, que el brigadier Monterverde jure el cargo en la Real Audiencia de Sevilla, antes de embarcarse.

Por R.O. de 10 de febrero de 1824 se le ordena suspenda el embarque por haber resuelto el rey que continúe en su cargo el actual Capitán General de Puerto Rico, don Miguel de la Torre.

El brigadier de la Real Armada don Domingo Monteverde es nombrado capitán general de Puerto Rico. Luego, se le ordena que suspenda el embarque por haber resuelto el Rey que continúe en aquel mando el mariscal de campo don Miguel de la Torre. 1823-1824 [AHN-Ultramar, 2004, Exp.18]

El 21 de junio de 1824 es ascendido a Jefe de Escuadra.

Comandante Principal de Tercios del Levante
1825 – 1827

Entre el 28 de agosto de 1825 y 7 de marzo de 1827 ocupa el cargo de comandante principal de los tercios del Levante.

Brigada Real de Marina
1827-1832

El 24 de junio de 1827 es nombrado Coronel General de la recién creada Brigada Real de Marina (Infantería y Artillería)

Estado Militar de España 1830
BRIGADA REAL DE MARINA
Por Real orden de 20 de Enero del año pasado de 1827 ha tenido a bien S. M. crear este Cuerpo, compuesto de los antiguos Batallones de Infantería y Brigadas de Artillería de Marina, para el desempeño del servicio de ambas armas. Consta por ahora de tres Batallones, y cada uno de seis Compañías, con la fuerza aquellos de mil trescientas cuarenta y cuatro plazas. Está mandado por un Mariscal de Campo, con la denominación de Coronel general, aunque dependiente del Inspector, que lo es el Director general de la Armada.

A partir de 1830 la Brigada queda reducida a dos batallones y se atisba una nueva organización al no cuajar por falta de la preparación necesaria la práctica conjunta de servicios que con anterioridad se realizaban por separado.

En 1831 se le subleva la oficialidad y, aunque pudo sofocar la insurrección se le sometió a proceso, del que fue absuelto y ratificado en sus cargos, pero quedó muy afectado debido a su gran pundonor y a su quebrada salud.

Fallece el día 15 de septiembre de 1832 en la Isla de San Fernando, cinco meses después la Brigada Real fue disuelta.


Guillermo C. Requena





FUENTES:
BNE- Hemeroteca Digital.
BVD- Biblioteca Virtual Defensa.
BOE- Gazeta Colección Histórica.
PARES-Ministerio de Educación
BVPH-Ministerio de Educación

No hay comentarios:

Publicar un comentario